Vivimos en una cultura en donde todo se descarta muy rápidamente, lo que se rompe se tira y las cicatrices se ocultan, sin embargo en Japón existe un arte milenario, llamado Kintsugi, que consiste en reparan las fracturas de la cerámica utilizando barniz de resina (del árbol de laca) mezclada con polvo de oro, plata o platino, dándole de ese modo a lo que se ha roto un valor mayor al que tenía originalmente la pieza.
Este bello arte, en el que las cicatrices son motivo de orgullo por formar parte de la historia del objeto, también consiste en una filosofía de vida que de manera metafórica nos habla también de nuestra propia historia, para que tomemos consciencia de que lo que tal vez nos puede parecer destruido o sin ningún valor, puede transformarse en algo aún más hermoso y valioso, que sea capaz de inspirar sentimientos positivos.
Todos tenemos heridas que podemos cicatrizar si nos damos el permiso interno de cambiar nuestra percepción y ver las enseñanzas ocultas de lo que en nuestra vida se ha roto. De esa manera, aprendiendo a ver el lado luminoso de lo que sólo creíamos oscuro o doloroso, nuestras heridas cierran y las cicatrices se transforman en valiosas experiencias de vida que nos ayudan a crecer como seres humanos. Y al igual que sucede con los objetos que fueron restaurados y gozan de un mayor valor, `reconstruyéndonos´ internamente ganamos en sabiduría, y eso es algo que de tan valioso no tiene precio : )
(Imágenes: Pinterest + Google)
Hola! Escribo para consultarte si conocés quien haga kintsugi en Argentina. Muchas gracias!