En Olavarría hay mujeres valientes que se animan a cruzar el umbral de la razón, para llegar hasta el corazón y desde ahí sentir y experimentar la vida de un modo diferente. Lograr esa reconexión requiere de coraje. También implica tomar la firme decisión de moverse, con constancia y entereza, por fuera de la zona de confort, rescatando del camino del dolor las enseñanzas que se ocultan en las partes más sombrías para alumbrar al integrarlas. Hoy te vamos a hablar sobre la “Respiración Holotrópica”, una poderosa técnica terapéutica que despierta al sanador interior y sintoniza con la frecuencia del amor a quienes sienten que ya no quieren vivir adormecidos.
Virginia Maldonado es artista plástica y directora de la Escuela de Artes Visuales de nuestra ciudad. Marina González Hueso es fotógrafa y comunicadora. Ellas son facilitadoras de respiración holotrópica, una técnica de hiperventilación muy poderosa y efectiva que abre puertas hacia los estados ampliados de conciencia y la autoexploración profunda, movilizando las capacidades autocurativas y regenerativas que todos tenemos dentro.
Saber que en Olavarría había dos mujeres que en el momento más crítico se animaron a darle un giro a sus vidas, y hoy se sienten muy felices y agradecidas de haber tomado la sabia decisión de empoderarse, abrazar sus sombras y transitar un camino de enseñanzas que las reconcilió con la existencia y les permitió recuperar la fe, era un valioso motivo para generar una nueva entrevista.
Fuimos hasta Sargento Cabral 2947. Marina y Virginia nos esperaban en el Taller de Arte Amatista. Además del mate listo y los bizcochitos para compartir, también nos estaban esperando “Pochita” y “Leonora”, sus hermosas gatas.
No sentíamos ansiosos. Queríamos conocer todos los detalles sobre forma de trabajo vivencial y terapéutico creada por el psiquiatra checo Dr. Stanislav Grof y su esposa Cristina, en el contexto de la psicología transpersonal, que facilita el redescubrimiento de la sabiduría interior y te permite entrar en contacto con tu sanador interno.
Sólo teníamos algunos datos sueltos. Sabíamos que Grof y su esposa habían creado la técnica de respiración holotrópica previo haber investigado científicamente, por más de 30 años, lo que le sucedía a las personas al consumir LSD, y que había un mapa ampliado de la conciencia que contemplaba las distintas vivencias que se pueden experimentar hiperventilando el cerebro. Las otras piezas de información con que contábamos vinculaban esos datos con almohadones, colchonetas, ojos vendados y música que inducía a un ritmo de respiración frenética que facilitaba el acceso hacia lo multidimensional, en donde cada uno podía conectar con experiencias físicas, emocionales o espirituales para sanar, comprender o integrar lo que estuviese necesitando.
Necesitábamos ordenar la información y darle coherencia, así que luego de los disfrutar los primeros mates les dijimos que éramos todo oídos y nos quedamos en silencio para escucharlas: “Nada de lo que vamos a contarte lo vimos sólo desde la teoría, porque cuando se hace la formación para ser facilitador en respiración holotrópica primero uno tiene que vivenciar con su cuerpo todas las experiencias, porque, como facilitador, no podés acompañar a nadie en un proceso que primero no pudiste atravesar vos mismo”, comenzó diciendo Virginia.
Sobre sus orígenes y el por qué se llama “holotrópica” a esta técnica, Marina destacó que “la respiración holotrópica la desarrolla un psiquiatra checoslovaco, que se llama Stanislav Grof, quien tomando como referencia la propiedad de las plantas que giran hacia la luz, y se conoce como movimiento heliotrópico; él expresa mediante la palabra `holotrópica´ que se trata de un movimiento que va hacia la totalidad, ya que la respiración holotrópica tiende hacia una mayor integración de la psiquis de la persona. Resumiendo, el término `holotrópica´ deriva del griego `holos´ (totalidad) y `trepein´ (ir hacia), y significa moverse hacia la totalidad para trascender la fragmentación interior”.
Como siempre Está Bueno saber de qué manera los protagonistas de nuestras historias conocieron las herramientas que los ayudaron a transformar sus vida, les pedimos que nos cuenten cómo fue que conocieron esta técnica.
“Durante la época en que Marina trabajó en el área de Cultura de la Municipalidad vio que una de sus compañera había realizado un taller que la había hecho sentir muy bien y realmente se la vía muy transformada, por eso me insistió para que fuésemos al taller que daba Javier Pérez (Cocho), que es el otro facilitador de respiración holotrópica en Olavarría, así que fuimos pero sin saber muy bien a qué íbamos, porque no pudimos asistir a la charla explicativa previa”, dijo Virginia.
“Por ese entonces las dos estábamos haciendo terapia cada una por su lado y estábamos pasando por un proceso personal muy complicado, en el que sentíamos que la psicología tradicional no nos estaba dando ningún tipo de respuestas. Las dos estábamos tomando medicación. En mi caso me la daban porque tenía ataques de pánico, pero yo sentía que eso era sólo un paliativo, y que por ahí no pasaba la solución. Y fue esa búsqueda de respuestas la que inicialmente, en el 2009, nos acercó a Javier a través de un temazcal, y en abril del 2010 respiramos holotrópicamente”, explicó Virginia.
“¿Qué sintieron al respirar esa primera vez?”, les preguntamos: “En mi caso -dijo Marina-, si bien hay personas que tienen experiencias muy visuales, la mía fue una experiencia muy corporal, y la sensación más poderosa que tuve después del taller fue haber recuperado la fe. Eso puso mi vida en una perspectiva totalmente diferente, porque sentí una reconexión con la espiritualidad que me ayudó a tomar conciencia de que hay una dimensión superior en la que todos estamos inmersos, y que la vida no es sólo esta cosa material en la que transitamos, donde nacemos, morimos y todo queda ahí. Yo en ese momento estaba pasando por una depresión importante, porque entre otras cosas tenía el duelo irresuelto de la muerte de mi hermano (Rodrigo) y estaba con mucha ansiedad. Por eso para mí fue una experiencia súper poderosa que no quedó sólo con lo que viví en el taller, porque con el transcurso de los días te siguen cayendo fichas sobre un montón de cosas. Y si bien lo que sucede en un taller muchas veces son cosas que se vuelven muy difíciles de traducir en palabras, esa primera experiencia la puedo sintetizar con esa sensación interna de haber recuperado la fe y también haber podido reconectarme con mi cuerpo”.
“En mi caso -comentó Virginia- la primera experiencia en un taller de respiración holotrópica fue más biográfica la experiencia, y me sirvió para sentirme más sensible, creativa y segura de mí misma. Sentí como si tuviese una especie de desdoblamiento y pude ver ese lado mío que siempre estaba poniendo trabas y limitándome, y eso me permitió reencontrarme al hacer consciente esa parte mía y poder sanarla. Para mí esa experiencia fue un ante y un después, por eso siempre digo que la respiración holotrópica me despertó a la vida. Fue una experiencia sanadora y muy poderosa, lo que también puede decirse como que fue una experiencia muy poderosa desde lo sanadora”.
Marina y Virginia se encantaron tanto con la técnica que luego se fueron a Buenos Aires a tomar otro taller y cuando regresaron le insistieron a Javier y se hizo otro encuentro. “Cada vez que respirábamos holotrópicamente algo se movía desde el punto de vista energético -resaltó Virginia-, y seguíamos avanzando en nuestro camino de sanación. En un año y medio hicimos como 14 respiraciones, que es un montón, y cuando ya habían pasado unos seis meses desde que hicimos el primer taller dejamos todos los medicamentos. No fue algo que hicimos desde un lugar de reniegue, sino entendiendo que habíamos encontrado un camino de sanación”.
“Hoy frente a un síntoma de ansiedad, angustia, falta de sueño, ataques de pánico o crisis la estrategia terapéutica pasa por medicar, cuando en realidad lo que se hace de esa manera es aplacar el síntoma, sin ir a la raíz del problema. En cambio la estrategia de la holotrópica es potenciar el síntoma, expresarlo en su totalidad, de manera que la información que trae se libere. Por eso uno puede ir 15 años a terapia y charlar con su psicólogo sobre lo que le sucede, pero muchas veces no hay un transformación real porque no se puede liberar toda esa carga emocional”, comentó Marina.
“Los maravilloso de esta técnica -acotó Virginia- es que uno no está contando de manera consciente algo que recuerda que le sucedió, sino que se trata de algo experiencial. Por eso mediante la respiración uno atraviesa nuevamente esas experiencias, pero ya con la psiquis madura de la persona que somos hoy. De ahí que al revivir, con esta técnica, lo que se necesita liberar no se genera una retraumatización, sino la sanación de lo que haya sucedido”.
Como posiblemente no todos los lectores de Está Bueno hayan participado de un taller de respiración holotrópica, les dijimos que nos cuenten cómo son los pasos: “No hay límite de edad para participar de los talleres, sin embargo nosotras los damos a partir de la adolescencia en adelante, porque para los niños hay que hacerlo con variables bien específicas que incluyan, por ejemplo, respiraciones más cortas”, dijo Marina.
“Para poder participar primero hay que llenar una ficha médica y de datos personales -agregó Virginia-, porque hay casos en donde no es aconsejable hacer esta técnica, tal como sucede en personas con problemas cardíacos, embarazada, con desprendimiento de retina, epilepsia o patología psiquiátricas agudas, por citar algunos ejemplos, ya que muchos creen que esta técnica consiste en estar relajado respirando, pero en general la holotrópica no es así necesariamente, ya que la conexión con determinadas experiencias puede expresarse de manera muy dramática, física o mediante mucha catarsis, y por eso se toman algunas prevenciones”.
“Dentro de los primeros pasos para aquellos que van a respirar holotrópicamente por primera vez también hay que mencionar que brindamos una charla previa, obligatoria, donde les contamos a quienes asistirán de dónde viene esta técnica, cuáles son las experiencias que pueden tener y qué es lo que puede suceder el día del taller, ya que una de las experiencias más comunes por las que se puede atravesar cuando se respira holotrópicamente por primera vez se llama `tetania´, que es cuando se empiezan a tensar las manos, la boca y a veces el cuello, y esa es una reacción fisiológica donde se libera un montón de tensión acumulada en el cuerpo. Generalmente esta charla se hace uno o dos días antes del taller, el cual consiste en toda una jornada, donde el trabajo de la respiración holotrópica se hace de manera grupal, por todo lo que implica la energía colectiva y también porque te brinda la posibilidad de compartir experiencias”, explicó Virginia.
“La técnica de respiración holotrópica se hace acostado, sobre una colchoneta, con un antifaz sobre los ojos para ayudar a la introspección, y escuchando música evocativa que dura unas tres horas, que es el tiempo que dura la respiración en sí -detalló-. El trabajo se hace en parejas, en donde uno es el respirador y la otra persona hace de cuidador o asistente en ese primer momento, y luego se intercambian los roles, ya que el taller se divide en dos momentos: por la mañana se hace la primera sesión de respiración holotrópica y por la tarde, en la segunda, quien respiró hace de asistente, y el que cuidó, respira”.
“Una vez que pasan las tres horas y el set de música termina, y la persona cuando así lo siente se retira el antifaz, nosotras chequeamos cómo se siente física y emocionalmente, para asegurarnos de que volvió de su experiencia -relató Virginia-, y en el caso de que energéticamente sienta que algo no está bien la ayudamos para que su sesión cierre lo más armónica posible. Acto seguido quien hizo de su asistente la acompaña en silencio hasta una sala, en donde hay lápices, arcilla, hojas y témperas, para que pinte un mandalas o realice algo artístico que de algún modo exprese, ya sea por medio del dibujo, las formas o los colores, aquello que sintió mientras respiró holotrópicamente”.
“¿Cuál es el sentido de dibujar un mandala luego de haber respirado?” les preguntamos. “Se hace de ese modo porque generalmente es muy difícil contar la experiencia por medio de las palabras -aclaró Virginia-, por eso la primera acción que se hace para integrar esa experiencia que se tuvo es la pintura de un mandala. A veces sucede que en ese momento uno hace algo que inicialmente parece no tener mucho que ver con la experiencia que se tuvo, pero más adelante a la persona le baja la información que le da sentido a eso que inicialmente se expresó por medio de los colores. Sólo pedimos que los que respiraron dibujen sin mediatizar con la razón, para que lo que se vuelque sobre el papel sea material que continúa fluyendo del inconsciente. Muchas veces también sucede que lo que luego acontece en otro taller de respiración ya fue anticipado en el dibujo del mandala anterior, por eso siempre recomendamos que cada uno guarde lo que hizo porque eso contiene información valiosa para la persona”.
Una vez finalizados los mandalas, al mediodía todos comparten un almuerzo, y, si bien no está dentro del protocolo, quienes así lo sienten comparte sus vivencias. Por la tarde los roles se invierten y el que respiró hace de asistente para que quien inicialmente lo cuidó pueda también vivir su propia experiencia holotrópica y luego dibuje. Por último hay una experiencia de recreación e integración, en donde todos los asistentes se sientan en un círculo para compartir sus mandalas y relatan qué fue lo que vivenciaron durante el taller. En ese contexto, las facilitadoras dan algunas indicaciones o recomendaciones si las creen conveniente.
“Por más que nosotras somos facilitadoras, no se trata de un trabajo guiado en el que se vaya conduciendo la experiencia -expresó Marina-, sino que se deja que cada uno se abra a su propia experiencia a partir de una técnica de respiración circular que hiperventila. No se trata de una respiración para meditar sino de una respiración profunda y rápida, que lleva a que se produzcan bajos niveles de dióxido de carbono en la sangre y el cerebro se oxigene más. Cuando eso sucede, las defensas psíquicas bajan y se accede a un estado ampliado de conciencia, y en ese estado uno conecta con su propia sabiduría interior y aflora lo que se necesite comprender, sanar o integrar, y de ese modo suceden cosas súper poderosas”.
Nos intrigó saber qué rol desempeña quien ocupa el lugar de asistente, y por qué es necesaria su presencia, así que Marina continuó hablando y dijo: “La persona que está al lado de quien está respirando todo el tiempo está ahí para asistir en lo que la otra persona necesite, ya sea acercarle un pañuelo, un vaso con agua, ayudarlo a ir al baño, taparlo, cuidar que no moleste la experiencia de quien está al lado, llamar a los facilitadores o lo que sea. El asistente cumple un rol muy importante porque si bien la persona que respira siempre sabe dónde está y nunca pierde completamente la conciencia de lo que está haciendo, es como que en ese momento está en dos niveles de conciencia al mismo tiempo. Esto es algo difícil de explicar para quien nunca ha pasado por este tipo de experiencias vivenciales, pero para graficarlo mejor podemos decir que, por más que se esté atravesando por una experiencia muy fuerte o movilizadora, mientras se respira holotrópicamente en alguna parte uno siempre sabe que está en un taller. Además, como para entrar en esos estados uno no ingiere nada, sino que sólo respira, de algún modo uno es el dueño de la experiencia, y si deja de respirar intensamente es como que todo vuelve al estado inicial”.
“Es tan amplia la gama de experiencias de lo que cada persona puede experimentar respirando en un taller, que uno de afuera no tiene manera de saber con certeza lo que está sucediendo, por eso es clave que el acompañante haga lo que le pidan o que de lo contrario simplemente esté ahí, a disposición, para no interferir en la experiencia. De todos modos, nosotras como facilitadoras siempre estamos monitoreando todo lo que sucede”, sostuvo Virginia.
De sus dichos nos llamó la atención la mención de la palabra “facilitadoras”, por eso Virginia también comentó que “lo de `facilitador´ tiene que ver con que somos quienes facilitamos el proceso del otro, un proceso que es maravilloso en cuanto al empoderamiento que te brinda, porque te hace partícipe de tu propia sanación, te hace consciente de lo que te hace falta y también de lo que no necesitás. Nosotras no somos terapeutas que te vienen a ayudar a sanar, porque el proceso de sanación realmente es tuyo y está guiado por tu sabiduría interior”.
Siguiendo con esa línea de argumentación, Marina manifestó: “Lo que aflora en los talleres no son alucinaciones. Lo que surge es la información que está dentro de nosotros en los distintos niveles del inconsciente, ya sea en lo que respecta a lo colectivo o lo perinatal, por ejemplo, a lo cual se accede por medio de esta técnica de respiración. Esto está bueno destacarlo porque a la gente a veces le da un poco de miedo el hecho de no saber lo que puede emerger, por eso siempre resaltamos que uno nunca pierde la conciencia sino que la amplía, y que lo que se manifiesta es lo que cada uno necesita trabajar en ese momento en particular, y eso es algo que depende de su sabiduría interna”.
Como mientras las escuchábamos hablar nos habíamos quedado intrigados con qué cosas explicaban en la charla previa al taller sobre el surgimiento de esta técnica, les pedimos si nos podían ampliar ese punto un poco más, sobre todo para que se pueda entender mejor el valor terapéutico de esta herramienta. Marina explicó que “la técnica surge de un trabajo de Stanislav Grof, un psiquiatra checoslovaco que en la universidad en la que trabajaba comenzó a experimentar con el LSD-25 (una droga psicodélica semisintética, conocida simplemente como LSD) cuando fue difundido por los laboratorios Sandoz como una poderosa herramienta de investigación que podía ser muy útil para la psiquiatría. Como en esa primera instancia el LSD era legal, Grof realizó investigaciones que le permitieron desarrollar un mapa sobre los estados ampliados de conciencia, que va más allá del nivel biográfico, en el que se integran el nivel perinatal y el transpersonal”.
“En sus investigaciones y en las de otros terapeutas, Grof observó que las experiencias que la gente tenía no se encuadraban dentro del marco de lo que la psicología describía como posibilidades, y que había experiencias muy sanadoras que desde el punto de vista de la psicología estaban tildadas como patológicas, sobre todo las vinculadas a las cuestiones espirituales. Grof vio que el mapa del inconciente biográfico freudiano, en el que todas las experiencias que se imprimen en nuestro inconsciente son posnatales, era insuficiente para explicar lo que a la gente la pasaba en las sesiones terapéuticas con LSD, porque muchas personas tenían experiencias en donde, por dar tan sólo algunos ejemplos, revivían su propio parto o tenían experiencias transpersonales vinculadas con lo kármico, con vidas pasadas o con experiencias vinculadas al macro y al microcosmos. El gran aporte que hizo Grof con su trabajo de investigación, de casi tres décadas, fue ampliar el mapa del inconsciente, lo cual luego permitió comprender los alcances de la técnica de respiración holotrópica así como otras técnicas que permiten acceder a estados ampliados de conciencia. Sin ese mapa ampliado la comprensión de todas las experiencias que van más allá de lo biográfico no sería posible, y ese ir más allá de lo relacionado con lo biográfico es algo que facilita la respiración holotrópica, dado que permite ir hacia estados muy profundos, vinculados con lo perinatal o lo transpersonal”, puntualizó Marina.
«Cabe destacar que si bien en la época en la que Grof comenzó sus investigaciones en Occidente y en la psicología freudiana las experiencias a las que la gente accedía por medio de la terapia con LSD eran consideradas como patológicas o directamente imposibles, los mapas espirituales de Oriente sí eran más apropiados como para describir esas experiencias -agregó-, porque en Oriente había una larga tradición espiritual vinculada a la exploración en estados ampliados de conciencia”.
Marina también comentó que “las investigaciones de Grof continuaron hasta que el LSD se comenzó a utilizarse de manera recreativa y se prohibió. Fue ahí cuando Grof fue invitado a 1973 a dar una serie de conferencias en Esalen (California, EE.UU), que es un instituto de experimentación que es fuente de la mayoría de las terapias alternativas que hoy conocemos. Fue producto de esas charlas que luego Grof, junto con su mujer Cristina, que tenía una larga experiencia con el yoga, comenzó a desarrollar lo que luego se conoció como respiración holotrópica, donde lo que hizo fue ayudar a crear un contexto que facilitara el acceso a los estados ampliados de conciencia, pero esta vez sin la utilización del LSD, porque había sido prohibido”.
“A partir de las observaciones que había realizado durante sus investigaciones con el LSD, Grof sabía, entre otras cosas, que cuando la gente se hiperventilaba la experiencia iba más hacia lo profundo, y que en ese sentido la música acompaña mucho lo que sucedía durante esos estados ampliados de conciencia. Así fue como nuevamente comenzó a experimentar e investigar, y poco a poco fue desarrollando y mejorando la técnica e incorporándole nuevos elementos, como la figura del acompañante, que en realidad surgió a raíz de una lesión en su espalda que le impidió trabajar con un grupo muy numeroso. Esa limitación fue la que lo inspiró a que los participantes se cuidaran unos a otros, alternando lo roles, y luego vio que esa modalidad de trabajar de a dos enriquecía aún más la experiencia de respirar holotrópicamente”, destacó.
“Si tuviésemos que hacer una síntesis sobre los aportes teóricos de Grof con sus investigaciones -dijo para ir cerrando lo referido a lo que se aborda en la charla introductora del taller- hay que destacar el mapa ampliado de la conciencia y la idea de lo holotrópico como ese ir hacia la totalidad, que para él es un movimiento natural de la psiquis. El modo en que ese movimiento se expresa es a través del síntoma, que es como si fuese le punta de un iceberg que debajo trae mucha información. Por eso si en vez de ver qué es lo que está debajo lo que uno trata es de hundirlo con medicamentos se generarán más síntomas, porque para Grof el síntoma es la manifestación natural de la psiquis por autosanarse y simplificar su funcionamiento”.
“Grof introdujo también el principio de los sistemas COEX (sistemas de EXperiencia Condensada). Un sistema COEX puede definirse como una constelación específica de memorias de diferentes periodos del individuo, que tienen un tema básico similar, o contienen elementos similares y son asociados por una fuerte carga emocional. Los COEX pueden ser positivos o negativos, dependiendo de si la experiencia emocional fue o no agradable, y cuando uno conecta con una experiencia en realidad conecta con todas esas experiencias asociadas. Destaco esto porque si una persona con asma psicogénico hace el taller de respiración holotrópica puede llegar, por ejemplo, a tener una experiencia en la que reviva un momento intenso en el que su hermano la tomó muy fuerte del cuello, pero también puede ir hacia una experiencia anterior que esté vinculada con el nacer con una vuelta de cordón o hacia una más profunda que la lleve al recuerdo de una vida pasada en la que murió ahorcada. Como mediante los sistemas COEX toda esa esas experiencias están organizadas de manera relacionada, cuando uno conecta con una de esas experiencias es como que va trayendo toda esa información”.
Nos había quedado la duda de si uno podía ponerse a respirar holotrópicamente sin nadie que lo asista, así que les trasladamos nuestra inquietud. “Si bien todo lo que sucede es para sanar y tiene que ver con lo propio, no es aconsejable respirar solo -afirmó Marina- porque en primer lugar uno no se entrega de la misma manera a la experiencia como cuando sabe que hay alguien que lo está cuidando y, además, porque uno se puede asustar si en ese momento siente que no está preparado para poder sostener la experiencia que surja o no puede cerrarla desde un lugar terapéutico de sanación o integración. De todos modos, con la respiración holotrópica no vas a abrir ninguna puerta a tu psiquis ni a tus emociones que vos, como persona integral, no puedas soportar, por muy dolorosa que sea. La información que emerge por medio de esta técnica de respiración es la que está lista en el inconciente y bien cercana como para poder procesarse. Por eso, por más que muchas veces previo al taller uno cree que cuando se ponga a respirar le surgirá tal o cual cosa, durante el proceso de hiperventilación que conduce al estado de conciencia ampliada uno sólo conecta con lo que realmente necesita y no con lo que creía que se iba a manifestar, de ahí que Grof haga referencia a que todos tenemos nuestro propio sanador interior”.
“Si la persona luego así lo siente, todo lo que emerge en los talleres puede continuar trabajándolo con su psicólogo personal -aclaró Virginia-, porque nosotras a nadie le aconsejamos que abandone la terapia, dado que esta técnica es complementaria. A veces puede suceder, como cuando nosotras empezamos a respirar, que estábamos haciendo una terapia tradicional y por medio de la respiración holotrópica encontramos que en ese momento, la terapia tradicional no nos podía acompañar más. Aunque eso también depende del grado de apertura del terapeuta hacia estos temas”.
“¿Qué tiempo se debe dejar pasar entre un taller de respiración holotrópica y otro?”, les preguntamos: “Eso depende de cada uno y de sus circunstancias de vida -manifestó Marina-. Nosotras, por ejemplo, para el módulo de certificación durante 11 días respiramos holotrópicamente 4 veces. No hay contraindicaciones en ese sentido, porque uno va como todo el tiempo accediendo a un nivel mayor. Pero todo está limitado al contexto en el que uno se mueve, porque en cada taller se moviliza mucha energía, se procesa mucha información y uno queda muy sensible, por eso si al día siguiente tenés que ir trabajar la situación se complica. De ahí que los talleres generalmente se organizan los fines de semana”.
“En los talleres de respiración holotrópica uno puede tener experiencias maravillosas, felices y súper relajantes, en donde se puede disfrutar una fuerte conexión con lo más bello de la existencia, pero también se puede conectar con experiencias muy dolorosas, que no son retraumatizantes, pero te movilizan y te sensibilizan fuertemente para que puedas sanar y crecer en lo personal, logrando un mayor nivel de autoconocimiento. En nuestros talleres todo puede suceder, podés entrar en estados que te hagan reír, cantar, bailar y disfrutar, pero también podés gritar, llorar, golpear e insultar si es lo que internamente estás necesitando, porque eso sana. Somos facilitadores por eso estamos ahí para apoyar y ayudar a transitar lo que surja, y no para generarlo. Por eso podríamos ir concluyendo esta entrevista diciendo que respirar holotrópicamente, al menos una vez al mes, está bueno y es muy saludable”, dijo Marina sonriendo a dúo con Virginia, mientras sus gatas “Pochita” y “Leonora” jugueteaban con las plantas.
“¿Y qué pasa después de que se asistió a un taller?” les preguntamos por último: “Lo que viene después de la sesión de respiración holotrópica es la necesidad de integrar todo aquello que sucedió con la vida cotidiana. Por eso siempre recomendamos que se incremente el contacto con la naturaleza, que se explore cualquier rama artística, también les decimos que canten, redibujen los mandalas, les sugerimos que escriban lo que sienten y que se sintonicen con todas aquellas actividades que de algún modo los ayuden a conectarse con ellos mismos, así como con las personas que los rodean y con el contexto en el que se desenvuelvan, porque una vez que se abre la puerta hacia el mundo interior, el camino a recorrer es tan vasto como maravilloso y sorprendente”, concluyó Virginia.
Sus palabras nos quedaron resonando, y por la cálida manera con que Marina asintió su comentario intuimos que el largo recorrido que ya llevan transitado no sólo las ayudó a conocerse mejor, sino también a transformarse en mujeres más sabías y sensibles que se animaron a sanar desde adentro, para servir de luz y guía a todos los que hoy buscan transitar un camino más humano que los aleje de la locura mundana y los reconcilie con la vida para poder disfrutarla.
(Fotos: Tomás Pagano + Marina González Hueso + Google)
Javier Charme es el director para América Latina de la formación como facilitador en respiración holotrópica.