Quienes dicen que la juventud está perdida es porque no están mirando en la dirección correcta. Muchos podrán hacer foco en los jóvenes que matan, se drogan o están viciados por las tendencias consumistas que los mantienen hipnotizados con los aparatos tecnológicos y las marcas de moda. Nosotros te vamos a mostrar a un olavarriense que es una auténtica señal de que no todo está perdido. Hoy es el turno de “Marian”, un joven que tiene la claridad, la sensibilidad y el valor suficiente como para decir sonriendo, y mirando a los ojos: “Mi misión de vida es amar, y poder hacer todo desde ahí”. Esta es la historia de un ascendente artista autodidacta que a diario se adentra en la belleza de su mundo interno y desde allí emerge para compartir todo su amor.
Se llama Mariano Andrés Nasello Scottón. Sus amigos le dicen “Marian”. Es escorpiano y en el calendario maya es “Tierra Planetaria Roja”, kin cuyas características generales destacan que “son seres que se adaptan con naturalidad a los cambios, fluyen con la vida y su devenir, se comprometen con el trabajo planetario acompañando los movimientos espirituales, y no pierden el cauce de sus propósitos”.
Fuimos hasta su casa para charlar. Teníamos ganas de conocer al flaco alto, y muy tranquilo, con pinta de bonachón y dedos muy largos, que siempre está presente en todos los encuentros olavarrienses en donde la propuesta incluya vibrar de una manera bien sana y en armonía con la Tierra.
“Pasen” nos dijo y sonrió, mientras caminaba descalzo hasta su habitación, en donde varios instrumentos, libros y pinturas daban cuenta de que ese era su lugar elegido para crear.
También era un espacio donde se respiraba autenticidad, porque Marian valora la franqueza y no es de andar aparentando. “No arreglé mi cuarto porque prefería que lo vean así, tal y como es” destacó, y se fue hasta la cocina a calentar el agua para el mate.
Le explicamos que nuestra idea era charlar sobre su vida para que más personas pudiesen conocer lo que hace. Por eso le pedimos comenzara hablando por donde quisieses, ya que siempre luego los temas se entrelazan, porque en la vida no haya nada que esté separado del resto, por más que a veces nuestros sentidos jueguen a que creamos lo contrario.
Con voz bien pausada y muy serena dijo: “Hasta ahora lo que venía haciendo era música instrumental con el piano y también cantaba un poco. Estaba orientado a algo más contemplativo, paisajístico o de introspección, con la intención de calmar un poco las agua de todos, primero las mías y luego la de los demás. De todos modos, siempre me pasa que cuando empieza el verano agarro el cuatro venezolano y comienzo a cantar canciones, aunque creo que esta etapa se prolongará porque la música instrumental se correspondía más con mi estado introspectivo y ahora es como que siento cantar canciones desde la alegría, porque esa es una forma de ayudar a elevar la vibración junto con los otros”.
En el 2015 grabó su primer CD, bajo el título “Emergiendo”. El disco fue autogestionado a través de una propuesta de «crowdfunding». Las ganas de que su música cobrara vuelo lo llevaron a convocar a amigos y colegas a comprar por anticipado el CD, y así fue como consiguió los fondos necesarios para cubrir todos los costos (ver en el recuadro aparte lo que su amigo y colega Santiago Wally opinó al respecto, en una nota que fue publicada en un blog de El Popular Medios).
¿Por qué el CD se llama “Emergiendo”?” le preguntamos. “La mayoría de las veces a la hora de escribir las letras siento que voy hacia mi infancia, y que todo lo que expreso en realidad es algo que emerge, algo que estoy recordando desde mi estado más puro. Es como si al crecer hubiese perdido algo y ahora estuviese reconectándome con mi esencia, por eso son muy pocas las veces que siento que se trata de algo nuevo, porque la mayoría de las veces al componer siento como que redescubro algo que en verdad ya sabía”.
«Grabar este disco, como todas las experiencias de la vida, fue un vehículo de aprendizaje, exploración y comprensión de mí mismo, de mi reflejo en lo que me rodea y del mundo que creo y elijo vivir. Lo que hice fue dejar que este sueño tome forma casi por sí solo, sin limitarlo a lo que en un principio imaginé”, escribió hace un tiempo Marian para expresar la esencia de su trabajo. Oportunidad en que también destacó que “Gaspar Bevilaqcua fue el mago del sonido, que mezcló y masterizó el disco con mucha dedicación y amor. `Emergiendo´ es más que un proceso personal, es algo en lo que todos estamos involucrados, es el reconocimiento de la divinidad en cada uno de nosotros”.
Como músico y compositor, Marian es autodidacta. “Estoy todo el tiempo compartiendo lo que hago con otros músicos de los cuales siento que aprendo muchas cosas, y también siento que doy algo, aunque mi manera de aprender está centrada en el escuchar atentamente y el explorar la voz y todos los instrumentos que me llaman la atención”.
“Por más que soy bastante introspectivo, realmente nunca me costó cantar en público. De todos modos mi voz es rara. Nunca estudié técnicas vocales, pero canto porque me sale cantar. ¿Quién puede decir, en el mundo del arte, qué es lo que está bien y qué es lo que está mal? No hay forma de medirlo. El arte es injuzgable. Lo importante es que primero a uno le guste lo que hace, también está bueno que lo pueda disfrutar y compartir. De todos modos, una vez una chica se acercó y me dijo: `No me gusta tu voz´. Yo sólo le dije `gracias´. Eso estuvo bueno porque todos tenemos derecho a manifestar lo que sentimos”, expresó con una sonrisa.
“Compongo desde el corazón -afirmó-, para mí no existe otra manera de componer que sintiendo lo que uno hace. Sé que hay otras maneras de hacerlo, pero para mí esas no son formas que sirvan. Yo toco para agradecer, para compartir, para expresarme. Si bien a mí la música me gusta, busco distinta formas de expresar mi sentir, porque en verdad lo que quiero es vivir en el arte. Yo siento que todos somos naturalmente creativos, sólo que a veces no nos damos tiempo y el espacio para serlo”.
Durante el período en que se fue a estudiar música a La Plata, Marian hizo cambios importantes en su vida que lo llevaron a cuestionar el sistema educativo y su forma de alimentación. “Cuando salí de mi casa y me fui a vivir solo cambié bastante mi forma de ver la vida. De hecho no seguí estudiando porque lo primero que me di cuenta es que el sistema educativo no funcionaba, al menos para mí. Sentía que esa forma de enseñanza era obsoleta, porque se manejan con la información y el conocimiento, más que nada, y no con la sabiduría. Nos llenan de data y no se respetan los tiempos de aprendizaje de cada uno, y yo creo que para aprender algo realmente uno tiene que estar motivado, porque de nada sirve aprenderlo de memoria. Uno tiene que sentir que eso que va a aprender lo va a usar y puede ser aplicado en la vida”.
“Estando en La Plata también modifiqué mis hábitos de alimentación a partir de cuestionarme sobre por qué comía carne. Tomé conciencia de que nunca sería capaz de matar una vaca, así que tampoco tenía por qué avalar que otros la maten para que yo me alimente. A partir de ese cuestionamiento básico primero dejé de comer carne y luego me hice vegano, así que tampoco como derivados de animales, como la leche, los huevos o el queso, por ejemplo. En esta decisión de no comer carne también influyó otra cuestión más compleja, por así decirlo, como es el tema de las vibraciones y el hecho de que el sufrimiento de los animales luego se transfiere a nuestros cuerpos por medio de la alimentación”, destacó.
“Hoy agradezco todo el tiempo haber podido hacer ese cambio, por cómo está mi cuerpo y por cómo me siento -agregó-. Y, por suerte, la tengo a mi mamá (Paula Andrea Scottón), que es un Sol, y además de apoyarme en esta decisión desde un principio siempre se re copa y me hace cosas muy ricas”.
Aprender a respetar su sentir y alinearse con su esencia hizo que Marian poco a poco se fuese reencontrándo consigo mismo. “Por más que era de relacionarme y tener amigos, en la escuela siempre fui medio extraterrestre o colgado, por decirlo de algún modo, porque en el fondo sentía que siempre había algo que faltaba, que yo en ese momento no sabía qué era, pero que ahora lo estoy descubriendo, por eso cuando me reencuentro con los compañeros de la escuela sucede algo mágico, porque es como verlos como de verdad son. En cambio en la época de la escuela era como que todo ese tiempo lo estuve compartiendo con personas que no podía ver y que ellos tampoco me podía ver a mí”, sostuvo.
Le preguntamos quienes eran sus referentes en la vida. “Yo no sé si tengo referentes -indicó-, porque todos los seres tienen su propio camino y todos los caminos son válidos y dignos de apreciar. Podría mencionarte a Jesús o a Buda, pero en verdad nunca me puse a considerar ese punto. De todos modos, siento que todos los seres buscamos dar y recibir amor o vivir en el amor de alguna manera, por eso para mí la vida de cada persona es un universo muy digno de apreciarse. Pero para responder de algún modo a la pregunta puedo decirte que todas las personas que siguen su corazón son las que me guían o inspiran”.
Con respecto a sus futuros pasos Marian también fue muy sincero en sus comentarios. “Poder hacer música para películas es algo que realmente me gustaría, es un sueño que siempre estuvo ahí, como el hecho de hacer películas, pero reconozco que lo que más me cuesta es proyectarme, porque el futuro es algo que me pide la sociedad todo el tiempo, a través de preguntas como `¿qué vas a ser cuando seas más grande?´, pero yo soy más del día a día, del momento a momento, y eso es algo que está muy bueno. Hoy cuento con la bendición de que mis viejos me apoyan y me comprenden, aunque aún no saben muy bien lo que estoy haciendo porque a mí todavía me cuenta expresar bien claramente lo que hago, y sé que generalmente eso es algo que los padres necesitan saber para quedarse tranquilos de que sus hijos estarán bien. De todos modos siento que ellos confían mucho en mí y me dan un montón de libertades que son impresionantes, por eso cuando me preguntan a quién quiero agradecer, no lo dudo y primero siempre menciono a mis viejos, porque para mí la familia es todo” (ver recuadro parte, titulado «Tomó su propio camino»).
Sus creaciones están embuidas por un profundo sentimiento de respeto. “La música que hago también es devocional -destacó-, porque es devoción a este momento, devoción a esta experiencia humana, es el honrar que estamos vivos y ser conscientes de que tenemos un cuerpo que es un milagro, porque es una máquina biológica diseñada de manera perfecta. Mi música también es devoción por el cielo enorme que tenemos para disfrutar y por estar en un planeta hermoso. En ese reconocer toda la abundancia en la que vivimos y saber lo que somos es que me gusta componer para ayudar a generar un cambio, porque siento que recién cuando vemos y nos hacemos conscientes de todo eso podemos ir hacia algo que nos sirva a todos, porque de lo contrario siempre vamos a estar actuando desde la carencia”.
A la hora de marcar qué cosas no le gustan ayudar a perpetuar o potenciar, Marian fue categórico. “Básicamente el consumismo es lo que no pretendo alentar, y eso es debido a la comprensión de que no soy de identificarme con las cosas que tengo, porque las cosas no le suman ni le restan a mi ser. Mi alegría y mi felicidad nunca dependen de lo que tengo. Practico el desapego de todo, no sólo de lo material, tampoco soy de apegarme a lo que pienso o lo que hago”.
En sus imágenes subidas a facebook, puede vérselo a Marian jugando, pintado y cantando en “Del otro lado del árbol”, por eso le preguntamos qué lo había llevado hasta ahí. “Me acerqué porque va mi mamá y mi hermanita Bianca, ellas están re involucradas, y también porque hay gente conocida, así que cada vez que así lo siento voy, porque en esa biblioteca autogestionada, popular y para niños todas las actividades que hacen son re nutritivas”.
Sobre su estado actual nos compartió que “últimamente estoy bastante emocional. Las relaciones y las charlas compartiendo de ser a ser me hacen sentir que cumplo mi propósito de vida, porque siento que estoy donde tengo que estar. Sentirme hermanado con alguien, pudiendo hablar de manera abierta y sincera es todo para mí. Eso es lo que más me moviliza y también lo que siento que más nos sirve a todos”.
Nos interesó saber cómo fue que surgió su gusto por la música, aunque intuimos que eso podría venir por el lado de su papá Mariano Nasello, quien durante varios años fue disc jockey de lugares como Spaghetti y Ticket. “Como mi papá pasaba música yo estaba siempre escuchando y eso influyó en mi gusto por la música. Además mis viejos me regalaron mi primer teclado porque había empezado a hacer música electrónica con la compu, y así fue como empecé a curiosear y arranqué para otros lados”.
Hoy Marian toca el teclado, el cuatro venezolano, el bombo, el diyeridú, también canta, le gusta pintar. “Siempre fui muy inquieto, me gusta experimentar todo y aprendo rápido. Yo soy de mandarme y no tengo miedo a equivocarme. Además de un CD, en el 2015 Marian también escribió un libro de poemas, titulado “Lo que me he dicho para ti”. Actualmente conforma un dúo con Samuel Carabajal (hace canciones con Cuatro, percusión y voces), también integra el “Sexteto Incierto” (en donde toca el teclado con la música compuesta por Ingrid Feniger), además hace ensamble de percusión por señas «Meraki» y tocar en la calle el Armonio, un instrumento hindú de meditación.
Le preguntamos si le gustaría vivir de la música: “No sé si me gusta cómo suena decir que me gustaría vivir de la música -indicó-, porque en verdad a mí lo que realmente me gusta es poder dar lo que tengo para dar. Yo no sé si creo mucho en eso de la misión de vida, porque en mi caso en todo momento voy mutando, de todos modos si tendría que ponerlo en palabras siento que mi misión de vida es amar, y poder hacer todo desde ahí. De lo contrario, hacer las cosas si no es desde el amor no tiene sentido, y no quiero hacerlo”.
“Intento hacer constantemente lo que me resuena, y en ese sentido valoro a la gente que es transparente y honesta, eso es clave para mí, porque me gusta vivir en una sociedad en donde la gente sea más colaborativa y en donde todos podamos compartir lo mejor», expresó.
Con respecto a su forma de ser, destacó que “soy de cuestionarme en todo, y considero que tenemos que estar dispuestos a confundirnos. No hay que tenerle miedo a eso, porque eso está relacionado con asumir nuestra condición humana. Yo no tengo problemas en desandar caminos, y eso es algo que me caracteriza mucho, porque si siento que me equivoqué o que lo que lo estoy haciendo ya no me resuena lo suelto. Además los errores o las equivocaciones no existen porque todo lo que nos sucede forma parte de nuestro proceso de aprendizaje y se transforma en experiencias de vida. Siempre todo lo que nos pasa de algún modo sirve. Lo que cuenta no es tanto lo que se vivió sino cómo tomamos, usamos o interpretamos eso que vivimos”.
“Intento fluir, ser coherente con lo que siento y busco llevar una vida armónica. Una de las grandes cosas que aprendí es a gozar en todo momento. Hoy disfruto de crear, de compartir, de estar en contacto con la naturaleza, disfruto de hacer música con otros, de estar con mis amigos y sobre todo disfruto de mi familia. También disfruto de las charlas en donde entre todos generemos comprensiones e incluso también disfruto de poder ir más allá de las palabras”, agregó.
Con respecto a lo que implica componer, Marian dijo: “Para mí es muy difícil poder expresarte con palabras lo que siento cuando puedo terminar una canción, porque a mí la música me expande. Además poder crear es algo que me hace sentir muy bien y magnifica mi alegría, porque con mis canciones busco honrar lo que somos y agradecer este momento. Con la música lo que intento es crear como una especie de aura, que une a todos los que en ese momento la estamos sintiendo y nos hace hermanar. Hoy si vos escuchás la música que hago o mirás los cuadros que pinto es todo lo mismo. Todo tiene una correlación, porque lo que estoy haciendo es plasmar de diferentes maneras lo que está en mi interior”.
“Siento que es importante destacar que lo que practico es tocar y escuchar más allá de la virtud -subrayó- porque ya soy. Y lo que haga y cómo lo haga, no me va a hacer ser más o menos de lo que soy. Es algo que observo mucho, en otros y en mí mismo, el hecho de perdernos en la virtud y no usarla como la herramienta que es. Creo que dejarnos de fijar en cómo alguien toca o canta es un paso muy grande para poder realmente sentir a la música. No hay una manera de hacer arte, hay cánones y estereotipos de lo que es buen arte, pero para mí eso es todo una ilusión, el arte te llega o no te llega”.
Sus creaciones van directo al corazón, porque sus letras y canciones están alineados con su sentir. De ahí que escucharlo es estar dispuesto a entrar en comunión con un hermoso ser que tiene su corazón abierto y despojado de todo prejuicio.
Podríamos haber charlado con Marian durante horas y horas, pero un llamado inesperado hizo que tuviésemos que partir. De todos modos nos quedamos muy felices de haberlo conocido.
De esta entrevista sentimos decirte que ojala existan mucho papás como Paula y Mariano, que se dan el permiso interno de reconocer que los hijos no son la prolongación de nuestros sueños ni títulos de los cuales alardear por sus brillantes carreras. Comprender que nuestra tarea como padres es ayudarlos a que crezcan en contextos donde puedan florecer es algo maravilloso, porque así es como colaboramos para que más seres humanos despierten y enriquezcan el mundo con la magia de sus dones y talentos.
Por confiar, por amarlo sin condicionamientos y por apoyarlo en su camino de compartir la pureza de su esencia, a los padres de Marian les decimos “Gracias”.
“Gracias” también a Marian por animarse a decir que lo que más quieren en la vida es amar, y por accionar en ese sentido, compartiendo su paz interior y su alegría de vivir sin apegos, honrado la existencia.
Mientras terminábamos de escribir esta historia sincrónicamente recordamos el estribillo de la canción de la Fito Páez que decía: “¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Marian es uno de esos seres que sin proponérselo muestran eso, porque está dispuesto a ofrecer su corazón de una manera muy hermosa y auténtica, sin esperar nada a cambio.
Mariano Andrés Nasello Scottón o «Marian», como prefieren decirle sus amigos, es un ser puro, un gigante con alma de niño. Hoy sentimos acercarte la historia de este ascendente artista olavarriense autodidacta que a diario se adentra en la belleza y la profunda paz de su mundo interno y desde allí emerge para compartir todo su amor, porque creemos que es justo y necesario ayudar a visibilizar a los que son capaces de suma su luz dando lo mejor a cada paso. Gracias Marian. Está Bueno conocer a gente como vos. Honramos, valoramos, y celebramos tu genuino aporte, que es una cálida y creativa señal de que no todo está perdido : )
(Fotos: Tomás Pagano + facebook de Mariano Andrés Nasello Scotton)
Clickeando sobre la imagen se accede al libro de poemas que Marian hizo en el 2015, titulado: «Lo que me he dicho para ti»
Clickeando sobre la imagen se accede «Soundcloud«, donde también pueden escucharse varias de sus canciones.
Clickeando la imagen se puede escuchar una hermosa canción que subió a Facebook, cuya letra tiene un mensaje muy especial.
Otra manera de expresarse. No sólo le gusta componer, tocar y cantar, también disfruta plasmando su esencia jugando con los colores. «Este es mi lado más visual», dijo Marian:»Son dibujos que hice a mano y después los pasé a vectores. Podés imprimirlos, compartirlos o hacer lo que sientas». (También incorporamos en esta galería de imágenes algunas de sus pinturas).
Marian y su música: Acá te mostramos más de su trabajo musical.
Clickeando sobre la imagen se accede al facebook de Marian.
Es un honor para mi que estes en mi vida Mariano. Sos un ser super luminoso. Bendita nueva humanidad.