Con variados nombres como urban knitting (hacer punto o tejer), yarnbombing (bombardeo de hilos), guerrilla del ganchillo o graffitis textiles, en las principales capitales del mundo está cobrando fuerza una llamativa forma de intervenir los espacios públicos mediante tejidos con lana, que llenan las ciudades de color y belleza a partir de revestir -entre muchas otras cosas- columnas, puentes, cabinas de teléfonos, árboles, monumentos y bancos. En Olavarría aún no hay un movimiento que impulse esta iniciativa, sin embargo hay un árbol «vestido» al crochet en el barrio Pueblo Nuevo.
Utilizando el hilo y la aguja en lugar del spray y la pintura, este novedoso arte busca decorar el mobiliario urbano con crochet y tejidos con dos agujas, llevando coloridos diseños a los lugares grises de las grandes urbes. De esta manera, además de ayudar a crear una nueva estética callejera, los impulsores de esta iniciativa buscan difundir el aprendizaje de antiguas técnicas de tejer adaptándolas a los nuevos tiempos.
La inspiración para esta movida artística surgió gracias al grupo llamado Knitta Please, de la ciudad de Houston (Texas), fundado en el año 2005 por Magda Sayeg, a quien se considera la madre de este movimiento global. El grupo fue creado como una forma de encauzar la frustración por proyectos inacabados, comos jerséis a medio tejer, siendo la primera obra un calentador para la manija de la puerta de la tienda de Magda. El éxito de este primer paso, reflejado en la total aceptación de los clientes, hizo que los miembros de Knitta se entusiasmaran y decidieran hacer nuevas obras a partir de enfrentar retos mucho mayores. Fue Magda Sayeg la de la idea de forrar con lana esculturas de las calles de París, el puente de Brooklyn, góndolas venecianas y la Muralla China, obras que llamaron la atención de la prensa mundial e hicieron que muchísimas personas se sumaran para hacer lo mismo en sus respectivas ciudades.
Gracias a esta iniciativa artística muchas de las cosas que antes pasaban desapercibidas en una ciudad ahora llaman la atención. Las intervenciones urbanas con esta modalidad no tienen límites, ya que se recubren desde cosas muy pequeñas hasta colectivos, monumentos o puentes. El límite, en este caso, está dado por la imaginación de los tenaces tejedores, quienes en su mayoría son mujeres pero que también incluye a hombres.
El urban knitting ofrece diferentes variantes. En la ciudad de Zaragoza (España), por ejemplo, con el objetivo de generar calidez y hacer que la lana vuelva a estar vigente, el grupo Urban Knitting Zaragoza impulsó «Ciudad Tejida», una exposición que al finalizar transformaba los diferentes trabajos en mantas que luego eran donadas como material solidario a diferentes entidades locales (ver nota).
Otra variante relacionada con esta iniciativa se da en que algunos grupos de tejedores no sólo buscan que sus obras sirvan para colorear espacios públicos, sino también para que los vecinos vuelvan a ocuparlos y disfrutar de ellos. Esto lleva a que la intervención artística se transforme también en una intervención social.
En líneas generales, la forma de participar de esta movida está marcada por las convocatorias que se hacen a través de las redes sociales. A modo de ejemplo transcribimos la convocatoria que fue publicada en el muro de facebook de Urban Knitting Argentina:
En Olavarría esta movida artística aún no ha prendido, sin embargo, en el barrio Pueblo Nuevo, más precisamente en la calle Maipú 3144, junto a un negocio de lanas hay un árbol que está «vestido» al crochet y luce realmente hermoso. La impulsora de esta iniciativa es Patricia Gimenez, a quien fuimos a visitar para que nos brinde su testimonio:
Así luce el árbol de calle Maipú 3144, de nuestra ciudad, al que Patricia le hizo un hermoso «vestido» al crochet.
Por si esta buena idea que permite hermosear la ciudad te gustó, a continuación te dejamos una serie de videos ilustrativos.