Ropa ecológica

La «ropa ecológica o también llamada «ropa amable con el entorno» forma parte de una fuerte tendencia en el mundo de la moda. Se considera ropa ecológica a la que está fabricada en forma natural, respetando al medio ambiente y los derechos humanos de sus productores. Son prendas que se fabrican con materia prima reciclable o con materiales como el algodón, la ortiga, el bambú o las fibras naturales. Aún son prendas que tienen un alto costo y poca producción, pero han logrado despertar la conciencia ecológica en varios diseñadores y buena parte de los consumidores. La promoción de este tipo de vestimenta responde a los requerimientos de una sociedad cada vez más consciente, que incluye a la ecología entre los parámetros con los que decide su consumo.

Las empresas de indumentaria obtienen sus dividendos al encarar campañas de marketing que posicionen su marca como “ecológica”. También se beneficia el consumidor, pues las fibras naturales que no han sido tratadas con productos químicos difícilmente pueden producir irritaciones o alergias en la piel, ya que las fibras naturales contienen menos sustancias alergénicas que las fibras tratadas con químicos.

Para que las prendas sean catalogadas como ecológicas, entre otras cosas se tiene en cuenta la emisión de gases de efecto invernadero en su proceso de fabricación, la toxicidad que implica para el ser humano, la toxicidad para el medio ambiente, la necesidad energética, el consumo de agua y la tierra necesaria para los cultivos. También se presar atención a la mano de obra utilizada, y que los trabajadores se encuentren enmarcados en los parámetros del comercio justo.

Teniendo en cuenta todos estos puntos, las fibras mejor ranqueadas son: el algodón reciclado, el nailon reciclado, el poliéster reciclado, el cáñamo de agricultura ecológica y el lino de agricultura ecológica. También se usa el algodón, lana y las sedas elaboradas a base de maíz y bambú, sin embargo lo último son las telas sintéticas hechas de materiales reutilizados, como botellas plásticas. Este concepto, que tuvo sus años de apogeo en la década de los setenta, cuando el estilo hippy marcaba tendencias, vuelve a imponerse en las mejores tiendas de las principales capitales del mundo.

Contrariamente a lo que se pueda creer, la fibra de algodón no es buena desde un punto de vista ambiental porque necesita mucha tierra para el cultivo, utilizan agroquímicos nocivos, consume mucha energía en el transporte, utilizan tintes y otros químicos en su tratamiento, y principalmente consume mucha agua. Para fabricar una remera de 250 gramos de peso, se necesitan 2900 litros de agua, de los cuales aproximadamente 600 litros quedan contaminados.

Al menos por ahora, los principales puntos contrarios a la popularización de esta moda son el precio elevado de cada prenda y la falta de una adecuada red de comercialización.