Motivados por la búsqueda de nuevas herramientas que contribuyan al autoconocimiento, el desarrollo del potencial personal, la toma de decisiones responsables, la sanación y al mismo tiempo brinden luz, paz y bienestar personal en un mundo que se presenta a todas luces caótico, fuimos esta vez al encuentro de María Dolores García para que nos explique qué son y para qué sirven las constelaciones familiares, ya que Está Bueno que más gente sepa que en Olavarría también se puede constelar y así sanar desde el alma.
Si tuviésemos que resumirlo de manera muy simple, como herramienta básicamente las constelaciones familiares sirven para resolver las cuestiones humanas. Sin embargo, como decirlo así no explica mucho, cuando se rastrea por internet para intentar comprender un poco más, se menciona que la constelación familiar es una herramienta terapéutica que se aplica para tratar de resolver problemas de pareja, problemas con los hijos, problemas de relaciones laborales, problemas entre hermanos, dificultades con otras personas, pérdidas, duelos, orientación en momentos de cambio, consultas sobre adicciones, enfermedades, trastornos alimenticios, muertes prematuras, suicidios, abortos, asesinatos, personas que están presas, excluidas, para resolver situaciones de índole laboral… y un muy largo etcétera. Pero por qué andar hurgando en internet si en Olavarría hay una consteladora que además es psicóloga, y muchos destacan su gran capacidad profesional y también humana.
Fuimos a ver a María Dolores García, a quien muchos conocen como “Loli”, para que nos ayudara a entender el mundo de las constelaciones. Ni bien nos recibió en el living de su casa, le hicimos la pregunta de rigor que nos daría pie para entrar en el tema, y ella muy amablemente nos respondió: “La constelación familiar es una herramienta que sirve para ver qué dinámica hay detrás de los desórdenes familiares que tiene la gente, que hacen, entre otras cosas, que sacrifiquen sus vidas, se enfermen y no sean felices”.
Dolores también agregó: “Mediante la constelación, ente otras cosas, se sanan relaciones de parejas, vínculos de padres e hijos, se resuelven ventas de casas, se corrigen temas vinculados a las adicciones, se sanan los conflictos emocionales que de no resolverse desencadenan en enfermedades, y se ayuda a que cada uno comience a tener las riendas de su propia vida, aprendiendo a dejar de ser víctima para pasar a estar de acuerdo con la realidad que nos toca. Además constelar permite que la persona se equilibre, al integrar cada una de sus partes, y también permite que quien viene a la terapia se ubique en el lugar que le corresponde en relación a su familia de origen, recobrando la fuerza”.
“Detrás de cualquier tipo de problema, ya sea un problema de relación, de enfermedad, no poder vender una casa, cualquier tipo de inconveniente que tenga la persona, hay una dinámica atrás que es la que traba -destacó-, porque todas las personas tienen un mapa mental del orden de las personas que componen la familia, el cual se corrige mediante esta técnica”.
Como mucho no llegábamos a comprender lo que se entendía por “desórdenes familiares”, le pedimos que nos lo explicara: “Bert Hellinger, que es el creador de las constelaciones, descubrió que en un sistema familiar el amor no puede fluir si el sistema no está ordenado. En un sistema familiar el hijo tiene que ser hijo, el padre tiene que ser padre, la madre tiene madre, y el tío tiene que ser tío, por citarte un ejemplo. Esto parece una obviedad, sin embargo, en casi todos los sistemas familiares los roles están cambiados, por lo tanto no puede fluir el bienestar y el amor entre las personas y eso las deja sin fuerzas. Ese desorden se manifiesta por múltiples circunstancias, tales como cuando una hija termina cumpliendo el rol de madre de sus hermanos, un hermano mayor pasa a ser el padre de la familia cuando su papá fallece o cuando los hijos se convierten en el sostén del hogar porque sus padres tienen problemas económicos. Todas esas circunstancias, en la medida en que vamos llegando a la adultez nos generan enredos (que comúnmente llamamos problemas)”.
Como siempre nos resulta más fácil entender las cosas mediante ejemplos, le pedimos a Dolores que nos graficara con otra situación el poder de acción de las constelaciones familiares: “La constelación como herramienta también sirve para ubicarnos y ver cómo estamos parados frente al otro -puntualizó-, de manera que, por ejemplo, un hombre y una mujer se puedan mirar como hombre y como mujer. Esto que parece obvio es algo que a menudo no nos pasa, porque venimos con muchas cosas no resueltas de atrás, que lleva a que lo que una mujer no tiene resuelto con su madre se lo pida a su esposo y que lo que el hombre no tiene resuelto con su padre se lo pide a su mujer”.
Haber leído en internet que esta herramienta terapéutica sana, también llevó a que se lo preguntáramos: “En honor a la verdad, la constelación en realidad no sana, pues lo que hace la constelación es mostrar. Lo que en verdad sana es la toma de conciencia de la persona y su cambio de actitud dentro de lo que el sistema familiar permita, ya que hay gente que está profundamente enredada y no puede correrse. Por eso hay gente que va camino a la muerte y no se lo puede impedir, ya que no está en el facilitador impedir que el destino de esa persona continúe, por eso la postura del facilitador debería ser una postura limpia y humilde” subrayó.
Como ya nos había dicho que “son múltiples las maneras en que en un sistema familiar se generan los desórdenes”, para entender mejor lo que Dolores nos comentó le pedimos que nos diera un ejemplo. “La herramienta que representa las constelaciones es maravillosa porque nos permite ver con quién estamos enredados. Un caso típico puede ser cuando en una familia con 3 hijos el papá fallece o se ausenta porque se divorcia, y el hijo mayor al ver a la madre debilitada se pone a su lado y ocupa el rol de quien ya no está. Ahí se produce un desorden porque el hijo tiene que ocupar su rol de hijo, no tiene que hacer de padre y cargar con toda esa responsabilidad. Ese mismo desorden se traslada luego al resto de los hermanos, porque el hermano es hermano, no es padre. Por eso, parte de la función del terapeuta es ayuda a que esa persona tome conciencia y vuelva al lugar que le pertenece dentro de su familia. Y el lugar de quien murió o se fue debe permanecer vacío, para que todos puedan elaborar el duelo”.
Ya íbamos comprendiendo un poco más sobre los alcances de esta herramienta terapéutica, que toma elementos de la teología, la antropología social, la teoría sistémica, la psiquiatría y el psicoanálisis, sin embargo aún no habíamos escuchado nada sobre la metodología de trabajo. Sabíamos que había sesiones individuales y talleres grupales pero no mucho más que eso: “En lo que se refiere a las consultas individuales, cuando la gente viene por un determinado motivo lo que hago en principio es ayudarla a que puede visualizar esa situación y ver lo que le sucede con esa imagen, a partir de la cual empezamos a trabajar. Acto seguido hago el árbol genealógico, que se llama genograma, donde pongo los datos familiares y ahí se van descubriendo cuáles son las dinámicas de repetición que se dan en su sistema familiar, y es increíble como la persona en una sola sesión ya va atando cabos al hacer un recorrido de toda su vida. En la medida en que uno hace eso, es como si de pronto el sistema familiar se pusiese de acuerdo para ayudarte y con el transcurso de los días la persona va viendo que sincrónicamente mucha de la información que no tenía o desconocía de su familia va apareciendo de diferentes maneras que muchas veces sorprende”.
“En las sesiones individuales, como terapeuta entre otras cosas lo que hago es facilitar que la persona observe que en su adultez sigue reaccionando emocionalmente como si estuviese en la niñez y en la adolescencia en determinados momentos -indicó-, ya que muchas veces afectivamente nos quedamos anclados en determinadas situaciones que nos resultaron traumáticas y defensivamente las sepultamos en nuestro inconsciente, por no poder reaccionar adecuadamente. Desde ese lugar, luego demandamos a nuestra pareja, a un familiar o a un amigo, por eso por medio de las constelaciones se ayuda a empoderar a la persona, de manera que se corra del lugar de víctima de sus circunstancias. Para que se entienda mejor, una persona de 60 años, por ejemplo, por más que está en la adultez puede hacer reclamos desde su lugar de niño, y esa situación se sana cuando se la puede reconocer y se toma esa parte de niño que surge en la persona de manera que el adulto lo cobije”.
Entendíamos lo que Dolores muy claramente nos explicaba, pero aún no sabíamos en qué se diferenciaba una sesión individual de una terapia grupal. “A diferencia del taller grupal, las sesiones individuales lo que permiten es hacer un recorrido más personal con quien viene a la consulta, sin embargo hay temas, como por ejemplo las enfermedades físicas, en donde le pido a la persona que pase por la parte grupal porque la dinámica se ve más ahí, ya que en lo individual es más desde las imágenes y desde el diálogo, en cambio en lo grupal el movimiento sanador es desde el alma”.
“De todos modos, tanto en lo individual como en lo grupal la persona se enriquece porque todo apunta a lo mismo -subrayó-. Lo que ofrecen los talleres grupales es también la posibilidad de atar cabos propios a partir de las historias de los otros, porque en las sesiones grupales todo se espeja. De ahí que, por ejemplo, tal vez una persona que tiene un problema con su hermana mayor va al taller y justo la persona que va a constelar sincrónicamente le pide a esa persona (sobre cuya historia personal desconoce) que haga de hermana menor, y ella vive en carne propia la historia que le pasa en su familia”.
“Como parte del proceso de cambio, para que se empiece a generar el movimiento sanador, quienes acuden a la terapia verbalizan frases de sanación muy simples pero poderosamente efectivas, que llegan a lo profundo de alma. En la medida en que la persona las va repitiendo uno le pregunta a la persona si siente lo que dice, y por la manera en que se expresan se siente que es así. Algunas de esas frases, que se repiten en determinados contextos, son: `Te doy un lugar en mi corazón´, `Yo sólo soy tu hijo´, `Vos viniste antes que yo´, `Elijo mi destino´, `Te devuelvo tu dolor´, etc. Todo lo que se trabaja en una sola sesión individual genera un movimiento muy grande, por eso las sesiones individuales tienen intervalos de 15 días, para que luego todo eso se procese a nivel energético”, declaró Dolores.
Sin embargo, como vio en nuestra expresión que aún teníamos ciertas dudas aclaró: “En la terapia individual se hacen ejercicios constelatorios y visualizaciones cada 15 días. En lo grupal convoco a un taller mensual y va quien así lo siente. Hay personas que van por única vez, hay otros que pasaron por todo el proceso individual y luego pasan al grupal o combinan las dos cosas. Uno puede participar de los talleres y representar para otros algún rol siempre y cuando esté de acuerdo, pero una vez que se constela algo propio, la persona tiene que esperar 5 meses para volver a constelar, porque al constelar se movilizan las almas de todos los participantes y sus sistemas familiares, y energéticamente eso es algo muy fuerte”.
“En las sesiones grupales lo bueno es que quien constela no cuenta su historia, es una entrevista muy acotada donde se respeta su intimidad. La persona llega con una mirada de su problema y la constelación lo que le permite es abrirle esa visión, para que pueda encontrarle la vuelta desde otro lugar, sin analizar. Eso es lo bueno y lo que a mí me atrapó de la formación de constelaciones. No se analiza porque se ve que toda esa historia que vos te contaste y te contaron se puede modificar a partir de reescribirla o resignificarla”, dijo Dolores.
También resaltó que “en las talleres, si bien participan varias personas y se consideran diferentes temas, sucede algo atrapante, porque lo que se enfoca de un modo u otro toca a todos los asistentes. Por generarse un campo energético, todos se espejan. De ahí que las temáticas que se aborden en el taller enriquezcan a los asistentes, haciendo que luego se vayan con algo que les moverá sus estructuras”.
Volviendo a la teoría, Dolores nos comentó también que “hay una conciencia familiar que nos tiene dictado un posible destino, y paralelamente, en la medida en que crecemos, también va creciendo una conciencia personal. Pero a veces la conciencia personal no tiene la fuerza suficiente y comienzan los conflictos con la conciencia familiar porque uno no quiere hacer determinadas cosas que la familia dice que se deben hacer. La entrada en la adultez es cuando uno escucha y mira su propio destino, pero para poder realizarlo hay que trascender todo lo de atrás”.
Ya teníamos en claro las diferencias entre las dos modalidades, así que aprovechando que en constelaciones familiares se aborda un sinnúmero de temas, decidimos indagar por cosas más puntuales, y qué mejor que comenzar por pedirle que nos explicara cómo se enfoca el tema de la felicidad desde la perspectiva de las constelaciones: “Muchas veces argumentamos que la felicidad nos la tiene que traer el otro, cuando en realidad la felicidad son instantes personales, tales como tomar un mate o hacer un viaje. La felicidad son momentos de la persona consigo misma, no generados por otro. La gente generalmente culpa al otro por su propia infelicidad, cuando en realidad la felicidad es personal, y puede o no compartirse, pero siempre depende de uno. No podemos ir por la vida demandando felicidad y echando culpas porque seamos infelices. De ahí que sea tan importante aprender a disfrutar de la soledad, ya que en realidad no estamos solos, porque se trata de un espacio generado para encontrase con uno mismo. Las personas siempre queremos estar en relación con alguien para no mirarnos a nosotros mismos. Por eso, para no caer en la infelicidad, es importante que cuando estemos con otra persona sepamos mirarnos, tengamos en claro quiénes somos y no nos perdamos en el otro, de manera que luego no le demandemos que nos de aquello de lo cual nosotros carecemos. De ahí que tomar al otro tal cual es sea la premisa fundamental para que los otros nos tomen como somos y no nos quieran cambiar”.
“Uno siempre demanda lo que no pudo tomar -agregó-. Por eso desde la herramienta de las constelaciones vos reabrís los canales básicos con los viejos, porque ellos son la fuente. De ahí se deriva todo, lo que sucede con el trabajo, la pareja, las relaciones. La madre representa la conexión con el pasado y el presente, y el padre la conexión con el futuro y el envión hacia afuera. La solución tiene que venir desde la base para estar en paz con nuestros padres dentro de uno, de lo contrario terminamos repitiendo aquellas cosas que no nos gustan de ellos. Por eso el dicho `lo que se resiste, persiste´ ”.
Días anteriores a la entrevista, casualmente habíamos estado hablando con personas que habían pasado por sus talleres y nos habían comentado que “es una experiencia que está muy buena tener porque en los encuentros suceden cosas que bien podrían catalogarse como mágicas”, le preguntamos a Dolores qué nos podía decir al respecto: “Espero que esto que te voy a decir no se malinterprete, pero aunque parezca como algo muy loco o vinculado a lo espiritista, los que constelan o representan a alguien en el taller son tomados físicamente y emocionalmente por las almas de las personas que están representando. Lo maravilloso de eso es que la persona habla, se mueve o se expresa con gestos de la misma manera que la persona a la cual representa, por más que ella desconoce toda información de a quien está representando. He tenidos casos en donde, por ejemplo, alguien trató un tema relacionado con un familiar en lo particular, y después, al constelarlo en lo grupal, surgieron síntomas físicos en el representante (del familiar representado) que asombraron a quien realizó la consulta; porque quien representó manifestó el adormecimiento de un lado del cuerpo, revelando una hemiplegia que no había sido mencionada antes de constelar”.
“La lectura de almas es muy pura -indicó-, y lo bueno es que cuando uno representa a otra persona no dejar de ser uno mismo, y hay un 90 por ciento que te viene tal cual con su historia por eso al constelar de manera grupal ayudás a corregir al otro y observás vos de lo tuyo. Y todos esos son pasos que cada uno va dando para llegar a su propia verdad”.
Retomando la posibilidad de hacerle preguntas puntuales, así como ya le habíamos consultado sobre la felicidad quisimos saber también de qué manera se puede alcanzar la paz dentro de un sistema familiar desordenado. “En constelaciones, a la familia se la toma como a un conjunto de almas que está compuesto tanto por los vivos como por los familiares fallecidos, todos forman parte de una misma gran trama. En esa trama, los que no están siguen estando, por eso lo bueno de las constelaciones es que uno puede sanar y estar en paz con los que ya no están. También se sana y se alcanza la paz dentro de un sistema familiar a partir de incluir y reconocer dentro del sistema a todos los que por distintas causas (llámese suicidios, crímenes, estafas, abortos, etc.) fueron excluidos, ya que si no se lo hace se seguirán sucediendo los mismos hechos a lo largo de las distintas generaciones. Por eso si a mí me llega una persona a la consulta en donde aparece en su presente un caso de estafa, cuando nos ponemos a mirar su historia familiar salta que en su familia hubo ya otra estafa en la que quizás estuvo implicado su abuelo, por ejemplo”.
Lo que decía nos pareció muy interesante, así que le pedimos que nos siguiera contando un poco más. “Las relaciones que tenemos, las historias de pareja, todo es repetición. Todo. Por eso cuando a la consulta llega una persona que me dice que a su abuelo lo mataron de una puñalada se hace una sesión en donde la persona va a convocar al alma de su abuelo y la de quien lo mató, porque se necesita que haya reconciliación entre la víctima y el perpetrador para que al sistema familiar retorne la calma. La persona en esos casos lo primero que pregunta es `¿qué tengo que ver yo con la historia de mi abuelo?´ Y en verdad tiene muchísimo que ver, porque por su intermedio se evita que luego en el sistema familiar se vuelva a repetir la misma historia. En los casos en que las historias se repiten es porque no hubo sanación. Si se las incluye y se las reconoce se sana, y eso evita que en los nietos o los bisnietos se vuelvan a repetir. Esto mismo que te digo se aplica, por ejemplo, para los casos en que una persona accidentalmente mata a alguien con su auto, en donde quien conducía es tomado por la familia de la víctima como asesino. Esa historia los liga energéticamente, por eso hay que hacer un reconocimiento para que la sanación acontezca y ambas familias se sientan en paz”.
Lo bueno de las constelaciones es que, entre muchas otras cosas, mediante esta herramienta terapéutica las personas se hacen responsables, toman las riendas de su vida, se empoderan y dejan de jugar al `pobre de mí´. Sin embargo para que eso suceda quienes acuden a la terapia primero deben hacerse consciente de lo que implica el llamado juego de la víctima y el perpetrador. “Es bueno aprender a verlo -dijo Dolores-, porque todos tenemos dentro nuestro las dos cosas, a la víctima y al perpetrador, pero la persona que viene con un motivo de consulta siempre viene en el lugar de víctima, y lo que te da la herramienta de constelación es la posibilidad de que desactives a la víctima, porque colocándote en ese rol realmente te empobrecés. Lo que sucede es que la gente quiere mostrar su fachada o su mejor lado, y se queda parada en la construcción del personaje que creó, y esta herramienta lo que hace es ayudarle a que se corra de ese personaje para que realmente pueda ser ella misma”.
Todos tenemos padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelo, choznos (padre del tatarabuelo) etc., la línea ascendente se hace muy numerosa en la medida en que uno recorre el árbol familiar. Tomar conciencia de eso nos hizo recordar que comúnmente se menciona que cuando se constela se sana hacia atrás y hacia delante, en lo que a las nuevas generaciones se refiere. Ese dato nos intrigó, por eso le preguntamos a Dolores cómo es posible sanar a los que aún no habían nacido. “Si en nuestra familia sabemos que a un bisabuelo lo asesinaron, trabajamos en una sesión al bisabuelo con el que lo asesinó, así no sepamos el nombre del asesino trabajamos como si lo supiésemos. Ese reconocimiento de esa víctima y ese perpetrador evita que esa misma situación se vuelva a repetir dentro de la dinámica familiar, por eso se dice que en constelaciones se sana generacionalmente hacia atrás y hacia adelante porque al sanar lo actual, además de estar generando paz con los que ya forman parte del sistema familiar, estamos evitando que eso mismo se repita a futuro; y ese evitar que se repita es lo que se entiende o interpreta como el sanar hacia adelante”.
Dentro de las cosas importantes a tener en cuenta, Dolores remarcó que “en constelaciones en todo momento se habla de la postura de la humildad y de no juzgar, porque cuando nosotros juzgamos a nuestros padres, por ejemplo, después nuestros hijos nos van a juzgar con la misma vara, exactamente igual. Por eso aquellas cosas que a nosotros no nos gustan de los otros las tenemos que observar, porque todas las personas somos como si fuésemos espejos y eso que no nos gusta del otro o nos molesta, ya sea un familiar, un amigo o un compañero de trabajo, lo tenemos que observar en nosotros mismos porque es algo mío que ese otro, como si fuese un maestro, me lo viene a mostrar o espeja para que lo pueda trascender a partir de hacerlo consciente”.
Tampoco quisimos dejar afuera de los temas a reseñar a las enfermedades. En ese sentido, Dolores manifestó: “Las enfermedades son instancias de sanación, y a cada enfermedad le corresponde su propia dinámica. Como bien lo destaca Hamer, cuando la gente no puede manifestar los conflictos emocionales eso no resuelto luego aflora como una enfermedad. Los problemas de vesícula, por ejemplo se relacionan entre otras cosas con el enojo y el resentimiento con un familiar, por eso si esa dinámica de relación no es vista a tiempo, luego el órgano se enferma para que esa situación pueda ser reconocida y sanada. Lo mismo pasa con los ataques de pánico, que cuando se los constela se dan casos en donde queda bien claro que muchas veces los ataques aparecen para que la persona se haga consciente que no se hizo determinado duelo luego del fallecimiento de un familiar muy querido o cercano”.
En el contexto de las cosas relevantes, le pedimos a Dolores que nos contara qué otras cosas hay que tener en cuenta para poder fluir y estar en armonía: “Tal como señala el constelador español Joan Garriga, hay tres palabras que en la vida están buenas tenerlas en cuenta para que uno pueda fluir: la verdad, la valentía y la consciencia”, destacó.
“Todos tenemos una verdad interna y tenemos que ser conscientes de dónde estamos parados y estar de acuerdo con la realidad que nos toca. Muchos vienen al consultorio porque no están de acuerdo con lo que les está pasando, y es lo que hay -enfatizó-, por eso de ese vaso medio vacío como terapeuta tengo que ayudar a que lo vean medio lleno, porque si no estamos de acuerdo con nuestra verdad nos armamos un personaje y desde ese personaje funcionamos para que nos tomen los demás y nos acepten, y de ese modo nos vamos alejando de nuestro ser interior”.
“La valentía, por su parte, tiene que ver con el no corrernos frente a las críticas, por la mirada del afuera, por las presiones sociales, etc., por eso la valentía es esa fuerza que nos vuelve a reencausar para estar alineados con nosotros y estar de acuerdo con lo que venimos a hacer. Y la consciencia es estar presente, darse cuenta, estar atentos y despiertos a cada momento. Todo eso que te menciono es también lo que nos ayuda a ver las constelaciones como una herramienta terapéutica muy efectiva”, precisó Dolores.
“Generalmente no estamos en el presente, vamos del pasado hacia el futuro. Tenemos nuestra cabeza puesta en muchísimas cosas que nos distraen haciendo que estemos pensando en cosas del pasado o proyectando hacia el futuro, y todo eso no saca del momento presente -explicó-. Por eso esta herramienta nos permite centrarnos para ver dónde estamos y qué hacemos, de manera que cada día tenga un sentido y uno lo pueda disfrutar, porque inconvenientes tenemos todo el tiempo. Por eso en constelaciones, a pesar de las circunstancias que nos toquen vivir, la idea es encontrar esa veta de luz que nos guía para seguir adelante”.
Cada palabra de Dolores nos aportaba mayor entendimiento. “El estar mucho en la cabeza es esa parte de niño o de adolescente que no tenemos resuelta -sostuvo-, entonces estamos en la vida a nivel familiar, a nivel trabajo, a nivel amistades o a nivel pareja, reclamando cosas que no nos dieron porque fallecieron o porque están vivos y no pueden porque tuvieron una historia que los hizo desafectivizados o más fríos, por eso la idea es, desde la adultez, hacerse uno responsables de las partes”.
Habíamos llevado anotado en un cuaderno que “Hellinger (a quien se sindica como el gran impulsor de las constelaciones) descubrió que a nivel subconsciente participamos en la trama familiar y en su destino colectivo, y que estamos sujetos a unos órdenes esenciales a los que él llamó “Órdenes del Amor”, así que también le dijimos a Dolores que nos ilustre al respecto: “Hellinger dice que en un sistema familiar si no hay orden el amor no fluye, por eso creó seis órdenes para que esa situación se restituya: la vinculación, el equilibrio entre el dar y tomar, las reglas familiares, la pertenencia, la compensación y la jerarquía. Los tres primeros órdenes son conscientes, en el sentido de que las personas más o menos los piensan, y los otros tres órdenes actúan de manera inconsciente. Estos órdenes se observan en las dinámicas relacionales de la persona y su sistema familiar”.
“Si bien enumerado así podrían parecer algo muy simple -destacó-, las implicancias de dichos órdenes son muy profundas. Por eso te hago un breve repaso por algunos de los órdenes para que puedas tener una idea más representativa de lo que abarcan. El equilibrio entre el dar y tomar, que es lo mismo que decir el equilibrio en las relaciones, lleva a que, por ejemplo, en la relación de padres e hijos nos hagamos conscientes de que los padres dan y los hijos toman, pero en el resto de las relaciones el dar y el tomar tiene que ser equilibrado. Las situaciones de desequilibrio se dan cuando nos encontramos siendo hijos que le dan a sus padres. La toma de conciencia de esos desequilibrios ya genera un cambio de actitud y le da bienestar a la persona”.
“Por su parte -continuó-, el orden de pertenencia implica que todos los miembros de la familia tienen el mismo derecho a pertenecer y estar incluidos, incluso aquellas personas con las cuales no tenemos relación pero estamos vinculados. Este orden de pertenencia es el que muchas veces lleva a que la gente no transgreda ciertas normas familiares por miedo a ser excluido de la familia o sentirse culpable, y esa es la conciencia familiar que te pesa, y sobre la cual luego uno luego trabaja en terapia para flexibilizarla”.
“El orden de la jerarquía consiste en respetar quién es el mayor, quién el menor, ya que no es lo mismo ser el tercer hijo que ser el primero, porque en el orden de llegada la historia familiar que te toca vivir es diferente, por eso dos hijos pueden tener situaciones de vida totalmente distintas al estar atravesado por diferentes enredos. De ahí que la mirada hacia los padres de dos hijos pueda ser muy diferente de acuerdo a lo que cada uno haya tenido que vivir. Cito sólo estos tres órdenes para que la nota no se te haga muy extensa”, acotó sonriendo.
Al escucharla hablar de manera tan entusiasta sobre todo lo que implicaba el mundo de las constelaciones familiares, nos intrigó saber cómo fue que Dolores dio con esa herramienta terapéutica. “Yo estudié en la UBA y me recibí de psicóloga pero nunca ejercí, porque el psicoanálisis nunca fue con mi manera de ser. A mí siempre me atrajo la parte espiritual, que fue un camino que comencé a transitar desde los 16 años haciendo control mental, meditación trascendental, taichí, y otras cosas que hacían que el análisis no encajara con mi persona. Durante 18 años tuve el título universitario guardado hasta que dije `tengo que hacer algo con mi vida´, pero quería que sea algo grupal, en donde se pusiera el cuerpo, ya que había estado como demasiado escondida, hasta que descubrí lo que eran las constelaciones familiares, donde estás absolutamente expuesto en cuerpo y alma y me pareció algo maravilloso, por eso me capacité durante tres años para formarme como consteladora”.
“Recuerdo que mi primera constelación me cambió la vida, incluso hizo que cambiara hasta mi forma de ser. Yo era totalmente vergonzosa y me fue desestructurando mucho la cabeza, y aún hoy sigo reconociendo estructuras y eso está buenísimo porque esto es un trabajo de autoconocimiento que no acaba nunca”, dijo.
“Para poder constelar, además de la formación uno tiene que vivir internamente el proceso de transformación, sobre todo para ser consciente de cuáles son tus costados flacos. Yo hoy trabajo con esta herramienta desde hace más de tres años porque fue efectiva en mí, y veo que la gente queda sorprendida por los resultados que obtienen, por eso hasta la persona más racional y estructurada viene al consultorio -destacó-. A la consulta viene gente que va al psiquiatra y al psicólogo también, por eso les pregunto `¿vos le dijiste que venías acá?´, ya que tiene prioridad el tratamiento del profesional anterior. Y además, frente a determinadas patologías psiquiátricas, en un taller grupal no se constela si no hay una autorización previa del psiquiatra”.
“El hacernos conscientes de la realidad que vivimos y volver a generar orden en nuestro sistema familiar, además de las beneficios personales que eso genera, ofrece a las generaciones venideras un mayor bienestar”, sostuvo Dolores.
Como ya había charlado mucho tiempo y no queríamos abusar de su muy buena predisposición para explicar de manera entendible y fácil aquellos que a veces no es tan simple de entender, le peguntamos por último si era cierto eso de que no toda la familia tiene que constelar para que el orden retorne al sistema familiar. Dolores sonrió y dijo: “Como todos formamos parte de un sistema familiar, cuando una parte del sistema cambia todo cambia, porque todo está interrelacionado. Si bien la persona que viene a la consulta es la que está abierta al cambio, lo que ella genera con su trabajo individual produce un movimiento dentro de su familia, porque al ser la familia un sistema, donde una pieza se mueve todo el resto también lo hace”.
Le agradecimos por su valioso tiempo, hicimos algunas bromas para que Dolores luzca su radiante sonrisa para las fotos y nos fuimos contentos porque había una buena noticia por comunicar, ya que Está Bueno que más gente conozca que en Olavarría se puede constelar, y de ese modo ayudar a que en el sistema familiar retorne el orden, se restituya la paz y fluya el amor. Todas cosas por demás valiosas que suman y hacen la gran diferencia para en que en el sistema mayor que llamamos “mundo” la armonía se restablezca y la luz de la conciencia vuelva a brillar, sanando desde el alma.
(Fotos: Tomás Pagano)
Acá te dejamos unos links y videos para que sigas indagando sobre las constelaciones familiares : )
BONITA LA CHARLA CON LOLI GARCIA…FELICITACIONES!!!
Excelente nota e informacion, muchas gracias a Dolores que fue tan clara. Me iniciare en breve en el aprendizaje de CONSTELACIONES , gracias por lo expuesto. Tambien soy lic en Psicologia, y me interesa mucho este tema.